(Imagen por ZEH CO)
Ante el Dios más potente, el Dios de los bosques, los guardianes de este universo, traen para el sacrificio al único hombre.
La naturaleza poderosa había acabado con ellos. Se vengaba del abuso a los bosques y los mares, los destinó al olvido, a no ser parte del ecosistema.
@873aacce7ac4439
[Eres el primer jugador en entrar al corazón del bosque]
[Durante los dos próximos días +20% experiencia al matar monstruos en un bosque]
Los dos mensajes aparecieron de forma sucesiva en su campo de visión mientras dos guardabosques lo arrastraban.
"Levanta la cabeza, estás ante la presencia del Yuzu, el poder de los robles".
Sus ojos se quedaron clavados en aquel gigantesco semidiós. Iba a morir, pero su sonrisa se ensanchó hasta hacerse eterna. Millones de jugadores habían intentado llegar hasta él, pero ninguno lo había conseguido. Simplemente, cuando llegaban al Gran Bosque, tenían demasiado nivel. Mataban a los guardabosques como si fueran moscas. Y ahí estaba el error. Dejarse atrapar por unos simples guardabosques de nivel 50 era la clave del asunto.
Habían sido meses de prueba y error, de empezar todas las conversaciones posibles. Finalmente había dado con todas las piezas del puzzle. El corazón del bosque era un lugar al que solo podían llegar los guardabosques. Y a aquel lugar sagrado solo iban para llevar un sacrificio... Blanco y en botella, leche.
Yuzu le hundió su puntiagudo bastón de madera en el corazón. Una luz azul que rodeaba la madera le envolvió y el sistema le avisó con el habitual sonido de lo que pasaba, había muerto.
Sonrió. Realmente, aquel había sido un buen día.
Cinco minutos más tarde, un mensaje mundial apareció para todos los jugadores conectados.
[El caminante blanco, la primera clase legendaria, ha aparecido en el reino de Pixeland]
@AlbertAntunez
No opuse resistencia, pero el odio se notaba en sus miradas, en la presión de sus uñas en mi piel. Su dios se levanto del trono de piedra, raíz y musgo y, lejos de transmitirme bondad, parecía compartir el mismo resentimiento.
Solo pienso en que mi traición no haya sido en vano.
@Arrow_FFXII
Acababa de llegar a aquellas tierras extrañas, donde los hombres hablaban un idioma tan antiguo como la tierra y sus dioses eran reales y vivían entre ellos. Parecían primitivos en apariencia, pero al estar frente a Cernunnos se dio cuenta de que no debían ser subestimados. Sus tierras siempre serían fértiles y sus gente sanas mientras siguieran adorando a aquellos dioses.
La única solución era arrodillarse hoy, dividirlos mañana y vencer al hacerles olvidar.
@BilbaoXandra
—¿A quién me habéis traído?
—Un guerrero, guardián de asesinos de árboles.
—¿Y los demás?
—Escaparon o murieron. Luchamos contra ellos y perdimos a algunos.
—Así que regresarán... Bien, pues he aquí mi condena: aguardará por ellos en la vanguardia del bosque, convertido en árbol. Y cuando alcen sus sucias hachas contra él, sentirá el dolor de nuestros amigos, mas no podrá decir ni una palabra hasta que sea tarde. Y entonces volverá a ser humano, y sus hermanos verán el dolor que nos provocan.
@DanielADPerezD
Hay un castigo para aquellos que se atreven a hablar mal o conjurar contra el orden establecido y consagrado por los dioses. Todos los que intenten cambiar las cosas conocerán el mismo destino.
Ese final es el de acabar devorado por un monstruo con cabeza de cabra que reside en un bosque. Todos los años espera que se cumpla la ofrenda que las divinidades exigían a cambio de mantener la tierra fértil y próspera; un sacrificio humano.
Cuantos más morían, más se llenaría nuestra región de riquezas y lujos y en estas fechas siempre corre el rumor de la existencia de traidores: el vecino, el padre, el panadero o incluso tu hijo. Todos eran susceptibles y más de uno, sabiendo la falsedad de esas acusaciones, acabó en aquel sacrificio.
Este año han fallecido mil quinientos hombres y mujeres y va en aumento. Al concluir, todos respiramos aliviados sabiendo que viviremos un año más, aunque desconocemos si en el próximo caeremos desafortunados en esta trampa.
@jesusakacarton
Los tres hombres llevaban horas caminando. Por fin, vislumbraron entre los árboles la radiante luz que delataba su objetivo. Frente a ella, sentado sobre un trono de roca y musgo, se alzaba una criatura inmensa mitad hombre mitad venado, con los ojos negros y brillantes como la obsidiana pulida. Sintieron todos un profundo miedo, tan profundo como la mirada que aquel ser les asestaba, pues ninguno de ellos estaba a salvo en realidad. No allí, no en el reino más salvaje, donde los ríos fluyen libres y los arbustos se entrelazan, donde corren las ninfas y mueren los inocentes. El intruso sería juzgado con idéntica crueldad, pues al final, solo el rey conocía el destino de cuantos se adentraban en sus dominios. Solo él decidía si eran dignos o no del aire que respiraban, del agua que bebían y de la tierra que pisaban. Solo él podía decidir si seguían mereciendo la vida, después de haberla despreciado al penetrar en tan peligroso lugar.
Pero si superaban la prueba, si el rey veía suficiente valor en el corazón de quienes se presentaban ante él, un deseo era concedido. El afortunado podía pedir lo que quisiera para quien quisiera, y eso era precisamente lo que había atraído al intruso y lo que sus captores pretendían conseguir al entregarlo. El primero se limitó a clavar sus ojos en la criatura con desafío, mientras trataba de aplacar con voluntad un interior que bullía anhelante por considerar que el ruego la disgustaría, y sus captores, convencidos de que sus actos merecían retribución, solo aguardaron en silencio el veredicto. El rey mantuvo la quietud y su mirada un poco más, y entonces levantó su cayado un par de palmos y golpeó el suelo con él.
Durante varios segundos, eternos, nada pasó, hasta que cada uno de los hombres se dio cuenta de que estaba solo. Los otros dos habían desaparecido y, al fijarse un poco más, tampoco se hallaba su juez. Ni siquiera había bosque que los rodease ni cielo que cubriera sus cabezas, solo una superficie tan negra y brillante como los ojos que los habían observado. En ella, a gran velocidad, empezaron a sucederse imágenes familiares que les provocaron dicha y sufrimiento, hasta arrebatarles las lágrimas que recorrieron sus rostros y cayeron sobre todos aquellos recuerdos, contándoles sin palabras cuál sería su destino. Aun así, se resistieron, ansiaron oírlo de la criatura, pero esta no les hablaría hasta que hubieran concluido la prueba, no hasta que se hubieran enfrentado a sí mismos y hubieran aceptado que su pregunta, en realidad, solo podían responderla ellos.
Al final, dos enloquecieron antes de asumir la verdad. El tercero, absolutamente tranquilo y clara su vista, miró al rey y el rey lo miró a él, al intruso, a quien estaba allí no por su persona sino por alguien a quien amaba. Una hija que no llegó a nacer y se llevó consigo a su madre, arrancando también parte de él, una parte tan grande que el intruso había llegado a pensar que también se había ido. Al menos, lo había deseado con todas sus fuerzas. Lo había hecho. Porque en esos momentos, lo único que quería hacer era abandonar aquel lugar para no volver. Entonces, escuchó un nombre que conocía pero que no podía recordar. ¿Era su nombre? Lo escuchó de nuevo, y lo siguió incansablemente hasta que volvió a ver la luz. Y tras ella, aparecieron los lechos eternos de su familia, la tierra de su hogar, la razón por la que, precisamente, seguiría viviendo.
@Lucy_Valiente_
Habían llegado hasta la zona más protegida del bosque tras un largo y tortuoso camino, tras días eternos y muchos problemas. Ahí estaban, frente a él y todo lo que sentían era miedo. Habían encontrado al guerrero perdido y debían estar los tres para encontrar las respuestas que tanto anhelaban. Erbin, el protector del bosque tenía las respuestas y también poca paciencia. Gritó sus nombres y Gideon, el más sabio, empezó a hablar. El guerrero se soltó de sus captores, pero no se movió, el miedo le recorría las venas.
@Marawrites1
El hombre sacudió la cabeza, lo que le provocó un intenso dolor en las sienes. No había probado una gota de alcohol, así que dedujo que le habían drogado con la comida. Intentó recordar. Toda la compañía había acudido al banquete que los lugareños habían preparado en su honor, viandas exquisitas, a pesar de su lejanía con la metrópoli. El hombre nunca había visto manjares iguales, ni siquiera en las cenas que ofrecía el Emperador. Qué ingenuos habían sido, creyendo que ellos eran los agasajados en lugar de las ofrendas.
El hombre debió de dormirse otra vez, porque cuando abrió los ojos se encontró sujeto por los hijos de la jefa de la tribu, jóvenes que la noche anterior habían reído y compartido la comida con él. Ahora permanecían impasibles y distantes, ocupados en su cometido.
—¿Qué queréis de mí? —susurró, notando la garganta áspera y dolorida.
—Ellos no quieren nada, soldado —retumbó una voz, silenciando el claro del bosque.
El hombre levantó la mirada: frente a él se encontraba el dios astado, el Señor del bosque, con su cornamenta añosa y alambicada y sus ojos ardientes.
—¿Y qué queréis de mí, mi Señor? —balbuceó el hombre, sintiendo el terror fluir por sus venas.
El dios sonrió, satisfecho.
—Todo. Lo quiero todo.
@Noahs_joy
El sacrificio estaba listo. El dios ciervo cumpliría con su parte, pues los humanos habían honrado el trato. Un joven de 18 años cada 20 años. Pero esta vez, algo no saldría como el pueblo había esperado. El muchacho portaba la marca oscura y, por ello, el dios no lo aceptaría.
@NPublicaciones
Me llevaron a rastras a través del bosque. Los árboles se iban juntando cada vez más de una forma opresiva hasta el punto de que la luz luchaba por abrirse paso hasta el verde suelo por el que me llevaban. Al fin alcanzamos un claro. Me tapé los ojos por la intensidad de la luz. Cuando pude volver a abrirlos, una figura gigantesca me miraba con ojos encendidos de ira y dientes apretados. Abrió la boca, bramó con furia y los árboles respondieron con un eco ensordecedor que me hizo tambalear y caer al suelo de rodillas. Él era el juez. El juicio fue corto. La condena dura.
Ahora soy un testigo que da fe de la justicia del bosque.
Y tú, que estás ante mí, eres reo de su justicia.
Levanta, pues será la última vez que lo hagas.
@shapirowilks
Tras siglos de caza y persecuciones, las fuerzas de la naturaleza clamaron venganza.
Los druidas trajeron ante Hygdrya, dios de todo lo vivo, al hijo del emperador Turyannus, que controlaba casi la totalidad del Gran Continente.
—Humano egoísta —enunció la deidad—, puesto que la vida de vuestro padre se halla próxima a su fin, seréis vos quien pague por las incontables afrentas que vuestro linaje ha cometido contra mis dominios.
—Yo no... —agonizó el humano. La gravedad de sus heridas le impedía articular correctamente las palabras— no os he hecho nada... ¿Por qué juzgarme?
—Los humanos son crueles y egoístas. Al igual que vuestros antepasados obraron, vos destruiréis mi creación.
—Si eso ocurre, yo mismo volveré ante vos. Sellemos un pacto.
Tras meditar, el dios aceptó, mas nunca apartaría su mirada del valiente hombre.
@Synjer_AP
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