(Ilustración de Fang Xinyu)
[Aliento del Braniel, El último dragón]
[Tipo: Espada a una mano
Rareza: Mítica
Durabilidad 9.999/9.999
Ataque: 27.543-31.432 Defensa: 999
*Existe una probabilidad grande de activar la habilidad aliento de Dragón.
*Hay una probabilidad muy pequeña de activar la Maldición del último dragón.
* +90% Resistencia al fuego.
Restricción de uso: Título de Matadragones]
"Interesante", Glob habló para sí mismo. Matar al último Dragón había sido muchísimo menos satisfactorio que matar al primero. Una vez conocidos todos sus patrones, era pura y simple rutina. Pero aquel ítem que había dejado caer era algo realmente interesante.
[Maldición del último dragón: El grito de ultratumba de Braniel devolverá la ira a los huesos de todos los dragones que murieron bajo tu espada. Los No Muertos te perseguirán hasta el fin de tus días]
¡Una espada que al blandirla podía activar tamaña maldición! Su corazón se aceleró como antaño, como cuando empezó a jugar al juego. Había decidido que hoy sería su último día en el Reino de Pixeland. ¡Pero aquello cambiaba las cosas completamente! ¡Ser perseguido por toda la eternidad por enemigos inmortales! Glob sonrió. Por fin el juego le ponía un reto a la altura de su leyenda...
@AlbertAntunez
Descansaba junto al cadáver que le daría la gloria que siempre anheló. Años de búsqueda para alcanzarlo... La historia de un héroe de leyenda.
Admiraba su trofeo mientras un frio recorría por su espalda. Angustiado, pensó en la vida que perdió por una que no podrá disfrutarla.
Uno debe ganarse la vida como mejor sabe hasta el fin de sus días. Los bardos podrán componer tantas canciones que no necesitarán contar mentiras.
@DanielADPerezD
Al llegar a casa, el nigromante no pudo contener sus lágrimas. La visión de su mascota muerta, con el cuerpo lleno de flechas y lanzas, le enfurecía enormemente. Clamaba venganza al cielo. ¿Por qué todo el mundo odia los dragones?
Zaldrun había terminado otro trabajo. Como siempre, sólo le quedaba arrancar un colmillo a la bestia y entregarlo al cliente como prueba. Es verdad que era un matadragones, pero no era el mismo reto que en su juventud. La experiencia contaba, pero los dragones ya no eran iguales.
@JavierGalo89
El dragón yacía moribundo, herido por las flechas de los cazadores. Él veía como un hombre de avanzada edad, cubierto por una túnica y provisto de una lanza y escudo, se acercaba.
La bestia no tenía la fuerza para defenderse, solo pudo observar cómo aquella persona se ponía enfrente suya. Luego, se subió encima de su cuello y acarició con suavidad su piel. Aquel dragón rugía de desesperación, sabía bien qué iba a ocurrir.
—Si vienes a matarme… hazlo ya —dijo, haciendo un esfuerzo por pronunciar esas palabras.
Ese hombre obedeció y con las manos temblorosas, clavó su lanza, atravesándole la cabeza. Los ojos del dragón se apagaban tras un profundo dolor. Ya no quedaban más como él y el hombre lo sabía. Acabó con el ser que había criado; el único de su especie.
Para siempre le perseguirá la culpa de haber matado a alguien que consideraba su propio hijo.
@jesusakacarton
Vulgrim sostenía una escama de dragón. Se la entregaría a los alquimistas del rey para quemarla en el fuego sagrado y comprobar que por fin alguien lo había asesinado. No recordaba un combate igual. Fue una pelea dura, pero tenía la satisfacción de haberle derrotado, sin ayuda. ¿Qué haría con la recompensa? ¿Se retiraría por fin? Eso estaba descartado. En primer lugar, no creía que el rey fuera a entregarle en realidad los cien mil veracios que le había prometido. Y, aunque así fuera, era una fortuna demasiado grande para disfrutarla en soledad. Seguramente la compartiera con el gremio de enanos de la ciudad, que tan desplazados y necesitados estaban en esos momentos. Cualquier ayuda sería poca y Vulgrim lo sabía. Sus hermanos habían dado todo por levantar Marten Secunda y, ¿cuál fue la paga? Desplazados, sin más. Esta era la oportunidad para comenzar de nuevo. Quizás, con su parte, abriría una escuela de esgrima y tiro, para enseñar a los hijos e hijas de Marten sobre el oficio de la guerra sin bandera. "Sí, creo que eso estaría muy bien", dijo Vulgrim para sus adentros. "Más que bien".
@NPublicaciones
Había oído hablar de la ferocidad de aquellas criaturas, de la destrucción a su paso, de su hambre insaciable de humanos. Pero a él solo le importaba una cosa: la buena sombra que proyectaba en aquel caluroso desierto. ¿Qué más daba cobijarse a su lado? Total, ya estaba muerto.
@RCaldera_84
Fue entonces, envuelto en la quietud del silencio, que todo lo consume, cuando mi mente me trajo a este mundo de nuevo para encarar la amarga tristeza que comenzó a consumir mi viejo corazón en el instante en que mis ojos se posaron sobre el cuerpo inerte de Elohim. La muerte causa en los vivos mayor pesar que en las víctimas a las que acompaña... Y hoy me había arrebatado a quién más quería en este mundo.
Miró el cuerpo del monstruo con avidez. En el mercado obtendría buenos dineros por aquellos cuernos. No lo había matado él, pero no le importaba saquearlo.
Se acercó a recoger algo del suelo, tropezó y cayó, con tan mala suerte que una flecha clavada le atravesó la cabeza por el ojo.
Ahí se quedó, ensartado, venganza última del pobre animal contra la vileza de aquellos que solo buscan arruinar la belleza a cambio de los despojos de otros.
@shapirowilks
—Así que "ningún humano es rival para el legendario dragón Iskarg" —bromeó Anthon, guerrero veterano de las Guerras Sombrías—. Cuéntame más, pequeño. Estaría encantado de escucharte, si continuaras con vida.
Tras un breve reposo, Anthon tomó su equipaje y prosiguió la marcha.
Partilus se sentó despacio al lado de la dragona que acababa de matar. Otra vez volvía a su mente el por qué de aquella caza de dragonas, por qué tenía que ir él a matarles y por qué lo hacía. Miles de preguntas se le venían a la cabeza, y así día a día. Cada vez que mataba a una dragona hacía lo mismo. Se sentaba al lado del cadáver y sacaba la reliquia que le regaló su hermana Trikip. La reliquia triangular centelleaba una luz púrpura cuando algún rayo de luz chocaba con ella, y eso hacía que Partilus se quedase embobado mirando aquel destello. Y siempre le recordaba por qué hacía aquello. Para vengar a su hermana. El ejército de Jupitor le tenía secuestrado para que lo hiciese, igual que tuvo a su hermana hasta que murió en una batalla, ya que su familia era la única que sabía usar la magia mata-dragonas. Vengaría a su hermana, no matando a las dragonas, sino matando al ejército que le obligó a luchar contra las dragonas. Esperaría la oportunidad para atacar a su líder y acabar con el ejército, pero mientras tanto... Tendría que seguir matando dragonas mientras las lágrimas se le caían a cada conjuro usado contra ellas.
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