(Ilustración de Greg Rutkowski)
[Ha aparecido el dragón Daruma, azote de los sueños]
[La misión Asedio a South Pride, la ciudad irreductible, ha subido a dificultad SSS]
"Me despierto en una cama cualquiera de nuestra ciudad, en otro día de niebla y trabajo, en uno de escalar murallas y no tener que trabajar… Despierto y despierto en todos esos días que ya no estás. Sueño que despierto en uno de esos días que dejamos atrás… Voy dando vueltas en la cama pero sé que mis ojos siguen fijos en tu ciberespacio. Y no se me olvidó eso de quererte, pero ya no logro escuchar el sonido de ese teclado tuyo que tanto me gustaba escuchar. Y quiero culpar a ese sospechoso habitual que es la mala conexión... Pero entre sábanas y cojines que siempre me sobran no puedo dejar de pensar. Pensar y pensar en ese sonido que ya no llega. Todos los culpables son temibles... Pero... Pero... ¿Y si ha pasado lo peor? ¿Y si ese caprichoso corazón tuyo ha dejado de teclear?"
Glob acabó de escribir el susurro y le dió a enviar. Suspiro. Quedó marcado como no visto, como todos los demás. Hacía semanas, meses en el Reino de Pixeland, que su mejor amiga no se conectaba al juego. Ella era la única que le quedaba de la pandilla original, la vida había seguido su curso para todos los demás...
"¡Vamos, ha caído la puerta, es nuestra oportunidad"
Un joven caballero que disfrazaba su falta de estadísticas con caros Items, intentaba reagrupar a los pocos jugadores supervivientes. Esteril, no sé podía cazar un dragón con un puñado de palabras y espadas de segunda fila...
"Hola, soy la nieta de Ignar. Perdona por no contestar antes, pero han sido días duros para la familia... "
No consiguió acabar de leer el susurro... Odio que mis peores pensamientos tengan razón. La tristeza y la rabia de Glob se arremolinaron en su espada. Estoy solo, finalmente me he quedado solo... Glob cerró los ojos para impedir la aparición de molestas lágrimas y espoleó su corcel.
"¡Por Ignar!" gritó mientras adelantaba por la derecha al joven caballero y su desastrosa cuadrilla. El dragón Daruma, había escogido mal día para cruzarse en su camino...
@AlbertAntunez
Vinieron con armas y sed de sangre: vinieron para matar a los dragones. No esperaban los altos muros, las torres y los arqueros. No esperaban, sin duda, a los jinetes que protegían los huevos. Y, desde luego... no esperaban al poderoso Drakkan sobre las almenaras.
@Athalias_
Al alquimista, en su perpetua guerra con el mago de la corte, se le fue la mano intentando transmutar metales en oro. Por una insignificante diferencia de un gramo de pólvora, despertó de su sueño a un enorme dragón quien, enfurecido, decidió acabar con todo lo que se moviera.
@CocheMandarino
Los dragones son la encarnación viva de la avaricia, pero avaricias hay muchas, y el ansía insaciable del dragón Krura, era el conocimiento
Ninguno de los saberes del Archivo Eterno les sirvió de mucho, cuando Krura reclamó el lugar, sus secretos, y quemó a quien se resistió.
Los sabios confiaron en que la presencia de un dragón atraería a grandes héroes o buscadores de fortuna, por lo que esperaron en las cercanías a que alguien diera muerte a la bestia.
Mas una década transcurrió, y nadie se molestó en ayudarles.
Krura no tenía tesoros en su guarida, sino libros y pergaminos, así que a nadie le interesaba saquear su nido. Y los caballeros y príncipes preferían dar muerte a dragones menores, cuya caza les llenaría de gloría sin mucho esfuerzo.
Por ello los sabios ofrecieron sus servicios a cambio de dinero, hasta reunir una pequeña fortuna, suficiente para convocar a suficientes mercenarios.
Los mestizos e híbridos de la Compañía MedioTuerta, fueron los elegidos, pues eran los únicos lo bastante locos y desesperados como para aceptar tal encargo.
Y se les impuso una condición, que los manuscritos no resultasen dañados durante el encargo, o no verían una sola moneda.
Lo primero que hicieron los mercenarios al llegar, fue arrojar con sus catapultas rocas llameantes sobre las murallas, y cuando los sabios les reprendieron, el gran capitán CasiTuerto les respondió.
—Si las palabrejas escritas son un tesoro para ustedes, también lo serán para la lagartija. En cuando vea que hemos quemado las casas próximas a la muralla, entrará en pánico, y saldrá de los archivos, para plantarnos cara aquí fuera, lejos de cualquier dichoso libro.
@CristiancHessel
¡¿Un dragón?! Nadie esperaba que tal leyenda fuera real, que apareciera allí en el campo de batalla. ¿Cómo vencer tal enemigo? ¿Cómo derrotar semejante arma? Los soldados en la vanguardia apenas respondieron, muchos ni se percataron de su presencia. Los más alejados gritaron, huyeron, cayeron al suelo de rodillas en desespero. La conquista había fracasado desde el momento en el que apareciera, y la dominación tanto tiempo soñada por el codicioso reino empezaba a arder. La bota que hasta el momento había aplastado tantas fronteras halló el clavo que atravesaría suela, carne, hueso y toda la sangre de un pueblo.
@DanielADPerezD
El enorme dragón de alas rojizas, Dorgon, llegó desde el sur en lo que parecía una mañana como cualquier otra. Y así de pronto, el cielo se oscureció ante la humareda tras su ataque al castillo.
Los caballeros de Dormania no entendían el por qué su más preciado dragón se había vuelto contra el Reino Dorpiano. Se apostaron frente al castillo y tras las murallas en un intento por calmarlo... o derribarlo.
Sin embargo, muchos soldados comenzaron a atacar a sus compañeros desde ambos lados.
El hechicero Malik había resurgido con más poder.
@DarwinApterix
El pueblo del reino Valerno, ayudado por elejercito del reino del este o mejor conocidos como "El ejercito Dorado" habían decidido que su propio soberano, el rey Darius, ya había tenido suficiente poder tras haberlos dejado sin alimentos durante varios meses, por ello, envalentonados y empujados por los mismo Dorados cogieron las armas, sin pensar que el tirano tendría un as en la manga. Aquel inmenso dragón descolocó a todo aquel que lo veía y aún más atemorizó cuando este empezó a atacar bajo el mando del rey. Estaban perdidos.
A la caída del sol, tras muchas horas de sangrienta batalla y entre los agónicos gritos de cuerpos desmembrados por doquier, apareció la horrible bestia, mutilando y devorando a los horrorizados soldados que defendían las sombrías y humeantes torres de tan formidable fortaleza...
—¿Sabes? Antes solía ser un aventurero, pero un día me hirieron con una flecha en la rodilla —Caín intentaba romper el hielo.
La guardia solía ser aburrida y daba para que cada uno disparatase y divagase sin trabajar. Lo más grave que podría ocurrir es algún robo, nada más. Esta ciudad era demasiado tranquila, podría afirmar que era de las pocas ciudades que en sí no necesitaban a nadie que haga valer la ley y el orden.
—¿Qué decías, Caín?
—Sé que me has escuchado. Por Dios, esto es tan aburrido, si no me vas a hacer caso al menos déjame que me pueda dormir.
—¡Siempre quieres dormir! —Le regañé.
Quizás no habría problemas en lo que quedaba de día, ¿pero y si mañana sí? Había que estar en alerta todo el tiempo. Sean tiempos de paz o de guerra, bajo la lluvia y la nieve. Nada podía abandonar sus puestos, al menos teóricamente. Muchos siempre que podían vagueaban y se tomaban varias cervezas.
—Hoy te veo muy pensativo, ¿hay algo que te perturbe?
—No, nada.
Escuchamos un rugido muy lejano. Últimamente en la zona se han escuchado muchos, aunque no le dábamos una gran importancia. Siempre desaparecían a los pocos minutos. Algunos lunáticos hablaban de que era el inicio de un mal augurio, otros que eran un mensaje que los dioses nos enviaban. Nadie se aclaraba.
Lo volvimos a oír, esta vez se acercaba más. Caín se mostraba nervioso y estaba en alerta por lo que pudiese ocurrir; yo seguí a lo mío.
Un tercer rugido, en esta ocasión veíamos algo volando desde lejos. Era como un pájaro oscuro, apenas podía distinguirlo bien. Poco a poco esa ave se iba mostrando más grande y mostraba una forma muy poco común: gran tamaño y escamas.
En cuestión de segundos pude ver que aquello que se dejaba oír era un dragón. Se había puesto sobre las murallas y nos miraba. Soltó un último rugido y extendió sus alas. Nos pilló por sorpresa y se desató el caos y la desorganización en nuestras filas. Muchas voces dando órdenes y no entendía ninguna.
Esta batalla será larga y sangrienta.
Los dragones guardaban su reino tras inútiles murallas. Quizás para persuadir a los humanos, pero ellos deseaban los preciados tesoros que ellas ocultaban.
Atacaron con fiereza, ataviados con sus pesadas armaduras y mejores armas. Lo que no esperaban, era que los dragones despertaran.
... y el dragón dejó Ávila hecho un asco.
[Fragmento de la historia no oficial de la ciudad.]
Llevaba demasiado tiempo luchando, había perdido la noción del tiempo. El dragón arrasaba su reino y nadie era capaz de pararle. Escuchó otro rugido, pero era más fuerte y tenía un aire de miedo. El dragón agachó la cabeza y vio al rey, un chico alto y moreno, hundiéndole la espada en la cabeza, con ganas y una pequeña sonrisa de superioridad en la cara. El guerrero se sorprendió, no se había visto en los meses que llevaban luchando pero allí estaba. Luchando por su reino y por todos ellos. Sacó la espada y el dragón cayó al suelo con un tremendo golpe, salpicando sangre, arena y piedras pequeñas. El rey grito, "hemos ganado, todo se ha terminado". El guerrero le miró se nuevo, por fin en meses sonrió y el pueblo entero gritó de felicidad. El guerrero sonrió, estaba deseando verle y hablar con él.
Por algo eran amigos desde niños, aunque durante la guerra no se habían visto en mucho tiempo. El rey miró hacia él y luego bajó del dragón. Se acercaron, el rey tenía el traje de la batalla muy sucio pero se abrazaron. Cuando entraron al castillo seguían felices, habían ganado.
De las montañas bajó como los rayos del sol al clarear el día. La batalla había sido ganada, pero los soldados no contaban con la aparición de la temible bestia. Diezmados y sin fuerzas como estaban, debían enfrentar al dragón o morir en el intento. ¡Qué vida la del caballero!
Diario de investigación. Día 67.
"Nunca custodies una cría de dragón en territorio humano".
Trataron de avisarnos, pero nos negamos a ver la cruda realidad: estas criaturas son bestias sedientas de sangre, caos y destrucción.
Nuestros intentos de controlarlos habían fracasado, y cientos de vidas habían sido arrebatadas por las abrasadoras llamas del enorme reptil alado.
Aquí nos hallamos ahora, frente a las puertas de la ciudadela, tratando de proteger lo poco que nos queda.
La batalla estaba perdida, todos lo sabían, ningún ejército vendría en su ayuda, ya no quedaba nadie más, justo en ese momento, en el de más oscuridad, emergió ella, la reina de Lotvar revestida con las escamas de ala carmesí, lo había logrado, la voluntad del dragón se había vuelto la suya, había llegado la hora de contraatacar.
En respuesta, lo que quedaba del ejército, afuera y adentro de las gastadas murallas, se reunió ante ella, el último baluarte del reino estaba reunido, había llegado la hora de cambiar el curso de la guerra...
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