(Ilustración de Yan Kyohara)
[Whitewaker, la espada de fuego y hielo]
Rareza: Legendaria
Durabilidad: 1.024/1.024
Ataque: 2.367 - 3.543
Defensa: 64
Peso: 128
* Hay una probabilidad muy alta de activar la habilidad <Ice wall>
* Hay una cierta probabilidad de activar la habilidad <Firestorm>
* Hay una probabilidad muy baja de invocar a Elm, señor de los Whitewalker.
* 100% resistencia al elemento fuego
* 100% resistencia al elemento agua
[Ice wall]
*Genera durante 10 segundos un escudo de hielo que puede absorber hasta 2.000 puntos de daño.
[Firestorm]
*Genera una lluvia de fuego que inflige 30.000 puntos de daño fijo a cada enemigo dentro de un área de 10 metros alrededor del usuario.
"¡Esto es totalmente OP!"
"Pues esta animalada salió de un cofre pequeño de mazmorra común. ¿Tienes algo que decir?"
"No creo que eso haya salido de un timo cofre de mazmorra de barrio. Ahí sólo hay tres posibilidades: trampa, basura o vacío."
"Creía que dirías algo así como: Enhorabuena, Ignar, tu insufrible manía de abrir todos los cofres del Reino de Pixeland por fin ha dado sus frutos. Pero se me olvidaba que eres un puto orgulloso incapaz de reconocer que se equivoca. Mi fallo."
"No es mi culpa que no lo puedas demostrar..."
"Pues ahora que lo mencionas... ¡Sí que puedo!"
Apostar contra Ignar nunca era buena idea. Al parecer tenía miles de horas de aperturas de cofres grabadas. Un día, hace mucho tiempo, habían apostado a que nunca abriría nada decente de cofres pequeños. Error, nunca utilices la palabra nunca en una apuesta. Nunca digas que nunca cogerás el bus. Nunca era la palabra de moda en su cabeza.
Te subirás a mi bus, le había propuesto Ignar como pago de la apuesta. El concepto de ir detrás de otro jugador dando soporte, pero no participando de la matanza de monstruos, siempre le había parecido un timo. Conseguir experiencia de forma pasiva no estaba mal, pero no recibir ítems era demasiado.
[Elm, señor de los Whitewalker ha sido invocado. Su odio por los seres vivos vuelve a caminar sobre el Reino de Pixeland]
[Te sientes agotado. Tus estadísticas se han reducido a la mitad]
Vaya, pensó Glob. ¡Menuda cagada! Y no se refería a la aparición de un monstruo legendario, sino a una de las jugadas que acababa de acontecer en una de las cuatro ventanas que tenía en su campo de visión. Comprar el plugin Game In había sido un acierto. El poder ver los Play Off de su deporte favorito dentro del juego no tenía precio. Estaba claro que quitaba inmersión a la realidad virtual, pero tener cuatro pantallas flotantes con cuatro partidos a la vez... ¡Aquello era el Cielo y la Gloria!
"¿Me piensas ayudar algún día?" Ignar andaba malherida, aquel monstruo era demasiado. Mala suerte, hoy él cogía el bus. Además, tres de los partidos estaban en la prórroga.
"Abre algún cofre y grábalo, a ver si aparece alguien que te ayude."
Fundamentalmente, los amigos están para beber cerveza y putearse mutuamente. Esa era la peculiar forma de ver la amistad que tenía Glob.
@AlbertAntunez
Tres días con sus tres noches de batalla, sin descanso. Sólo quedamos él, hasta ahora invencible, guerrero de la muerte y yo, empuñando la espada del rey. Si le venzo, el paso por el desfiladero quedará franco y las tropas de refuerzo podrán venir a salvar lo que quede.
@CocheMandarino
Sus opositores habían ido demasiado lejos. Con tal de derrocarla, habían liberado al Tirano de sus ataduras milenarias. Uno de los peores monstruos de la antigüedad volvía a caminar sobre la tierra, debilitado, eso es cierto, pero aun lo suficientemente poderoso para ser temido.
¿Es que acaso se habían vuelto locos? Ella sabía que sus métodos no siempre eran los mejores, pero liberar al Tirano... traería una opresión a su tierra como no se veía en incontables generaciones.
O quizás simplemente querían que los dos se matasen entre ellos, o puede que tuvieran planeado rematar al ganador, aprovechando sus heridas de la batalla.
Mas eso daba igual, ella era Xutxa, la Mata Dioses, quien había liberado a la humanidad del mandato del cielo. No iba a permitir que su pueblo volviera a estar sometido ante un ser superior, ni mucho menos a permitir que los fieles a las caídas deidades se hicieran con el control. Xutxa iba a luchar, porque pese a sus cuestionables actos, seguía creyendo que un mundo mejor era posible y pensaba luchar por ello.
@CristiancHessel
«Sí, derrota a esa bestia inhumana. Sé que puedes lograrlo. Naciste en circunstancias amargas, creciste hasta ser toda una mujer, guerrera indómita de fiera mirada. Por eso es tu mano la que me sostiene, por ello llegaremos a la cúspide y ahí tu alma devoraré. Sí, báñame de sangre otra vez que, pronto, la tuya me beberé. Cuando bajes las escaleras, tu cuerpo será mío; inerte, repleto de poder».
@DanielADPerezD
Tras haber derrotado a Redorae en un sangriento combate. La princesa Sophia se dirigía hacia el Templo de Sangre para asesinar a los monjes que había invocado a la Reina Carmesí, con tal de que no lo hicieran otra vez, sacrificando a recién nacido heredero al trono Dorpiano.
Sin embargo, al llegar a las escalones que llevaban al templo, un siniestro ente se le apareció de pronto, decidido a impedir su avance.
Y así, malherida en su hombro derecho, la primera Sophia blandió su espada una vez más, arremetiendo sin temor hacia su nuevo rival.
Al ver sus pesadas cadenas, que parecían atarlo a unas columnas cercanas, ella pensó que sería una fácil victoria. Pero la ferocidad de aquél enemigo, sus afiladas garras, y sus veloces movimientos parecían no tener límites, a pesar de haber sido herido en varias ocasiones.
@DarwinApterix
—¡Criatura de los cielos, escúchame! No te atrevas dar ni un paso más en nuestra tierra —grita la valiente guerrera, manteniendo cierta distancia con su enemigo.
A ese tipo de seres tan horrendos se les conoce como ángeles. Antes eran venerados por ser la especie casi perfecta, los únicos que tenían la potestad de servir a los dioses. Ahora ellos nos han abandonado y se dedican a enviar a sus emisarios para atormentar al mundo de los humanos.
Al tocar la impureza de este mundo (o eso dicen las malas lenguas), se vuelven horrendos y adoptan miles de formas distintas. Solo se les reconoce por el halo sobre sus cabezas que simboliza el recuerdo de la perfección de los cielos.
—Solo cumplo órdenes. A diferencia de vosotros, nosotros somos leales.
Aprovechando que aún no saca sus garras, la guerrera le da una estocada en el pecho. Asume que ahí es donde se concentra toda la fuerza vital de esas criaturas, tal y como es en los humanos.
A pesar de la herida tan profunda que le ocasiona, ese ser sigue vivo y muestra sus largas uñas. Se prepara para devolver el ataque.
Si ella fracasa, ¿cuántos caerían? Si el ángel fracasa, ¿cuánto duraría esa paz?
@jesusakacarton
Como el caballero no supo contestar correctamente a las tres preguntas del guardián de la Escalera de la Muerte, estaba destinado a morir a sus infalibles manos.
@LibertadVillada
En "La escalera" puedes encontrar todas las respuestas a las preguntas que quieras, que al final habrá riqueza y paz para el que llegue, que se cumplirán los deseos de la persona que alcance el final. Da igual lo que quieras: fama, riqueza, poder o venganza, al final lo obtendrás.
Es una leyenda que conocen todos, y al pie de "La escalera" se formó una gran ciudad para albergar a todos los que se arriesgan a subir por ella. Ahí empezó la historia de Laila, quien fue huérfana desde pequeña y sube la escalera en sed de venganza.
Cuando empezó a subir formaba parte de un grupo de diez personas, pero una gran recompensa conlleva un gran riesgo, y muchos murieron escalando junto a ella. Notó como mientras subía se hacía más fuerte, y la escalera ponía pruebas cada vez más peligrosas.
No fue hasta que apareció el primer guardián que se dio cuenta de que el viaje era muy peligroso. En ese momento ella estaba junto a tres más que murieron ante las manos del guardián. Pero no esperaba encontrarse a un segundo antes de poder encontrar nuevos compañeros.
Era una lucha sangrienta, pero al final el guardián la hirió en el hombro. Cuando levantó la cabeza y vio al segundo de pie en frente suya, impasible, se enfadó. Lo odiaba por estar en medio de su camino en busca de la venganza, lo odiaba con todo su ser y ese odio le daba fuerza.
Desde entonces no sabía cuánto tiempo había pasado esquivando sus largas uñas, o balanceando su espada de lado a lado, no sabía cuánto tiempo había pasado luchando contra él, pero cuando por fin clavó su espada en el guardián el cielo estaba lleno de estrellas.
Cuando miró al cielo se fijó en lo bonito que era, cada estrella, el brillo de la luna, todo la llamaba a tumbarse a descansar. Antes de que se diera cuenta ya estaba tumbándose, pero agarró con fuerza la espada y siguió subiendo.
—Todavía tengo odio dentro de mí.
—No eres rival para mí —dijo Adrakanon—. Abandona este camino y tira tu espada. Quizás entonces te perdone la vida.
—Yo no te temo, esbirro del infierno. Soy la portadora del fuego sagrado y no te temo. Eres tú el que debe irse, a no ser que quieras ser purgado de la Tierra. El demonio lanzó un hechizo de control mental y comenzó a dañar el corazón de Ariadna, quitándole la esperanza de la victoria sobre los demonios de Nashkan, que habían comenzado a invadir el reino de Iordermin. Mas ella, juntando todo el valor que fue posible convocar.
Llevó su espada hacia atrás y dio un paso completo con un una estocada a fondo, atravesando su cerebro. Luego tiró con fuerza hacia arriba y lo cortó en dos, para terminar de rematarlo cortándolo hacia abajo, por la ingle. "Uno menos", suspiró "Tan solo faltan diez mil".
Rendirse no era una opción válida. Todos confiaban en él, en su fuerza y en que hiciese lo correcto, mas su enemigo había demostrado ser mucho más poderoso de lo que los sabios habían vaticinado.
Si nadie paraba a ese ser, toda esperanza se desvanecería. Xian Hou, ya herido de gravedad, tomó de nuevo su espada y se abalanzó de nuevo sobre su rival, que representaba todos los terrores de este mundo.
Aunque su vida se apagara, continuaría luchando hasta el final. Hasta que aquel demonio sucumbiese al filo de su arma.
Herido en el orgullo, además de lo físico vi a aquella criatura. Ese no podía pertenecer a mi reino, al narrado por tantas voces, al encumbrado en lo alto de lo divino. Un ángel no puede cometer atrocidades, no puede...
—Soy uno que ha aceptado el descenso, un caído.
Comentarios
Publicar un comentario