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Relatos de una imagen #14
"¿En que se parece una flor al amor?"
"Ni idea, ni me importa"
"En que es bella, no alimenta y se desvanece pétalo a pétalo".
Glob suspiró.
Recordar aquella estúpida conversación lo entristeció. A1 había sido el primer mercenario que había contratado en el Reino de Pixeland. Si hubiera sabido que iba a ser el primero y el último hubiera sido menos vago a la hora de ponerle el nombre. ¡Arquero1 hubiera sido un gran nombre! ¡Muchísimo más descriptivo! Se lo había compartido a Ignar y no le había gustado... Pero es que a ella lo único que le gustaba era tomarle el pelo. "Le deberías haber puesto Kobe o quizás Ronaldo", le había dicho. Buenos nombres, leyendas con puntería que murieron jóvenes. Lo dicho, Ignar nunca era de gran ayuda para aquel tipo de cosas.
Suspiró.
Muy pocos entendían su dolor. A1 había sido mucho más que un mercenario NPC, había sido un amigo. El único que se quedaba cuando Glob se ponía insoportable. Porque estaba obligado, le había replicado Ignar...
Suspiró.
En fin.. Su puntería y sus acertados comentarios le habían sacado de más de un apuro y de infinitas tardes de soporífero aburrimiento. Su inteligencia artificial era tan alta que era un insulto diferenciarlo de una persona. Desafortunadamente, no todo el mundo pensaba igual. Un amigo suyo, ahora ex amigo, lo había matado. Según él 'por hacer la gracia'. ¡Ya te alquilarás otro mercenario nuevo, este ya estaba viejo! Nunca lo había creído, pero realmente existen palabras capaces de romper relaciones. Glob esperó pacientemente unas disculpas que nunca llegaron.
Ya hacía un año de todo aquello. Quizás fuese una obviedad decirlo, pero el tiempo pasaba. Miró el viejo casco que señalaba la tumba y pensó. ¡Un aniversario bien merece un juramento! Glob cogió con rabia la flor que había traído, en sus ojos bailaba una tormenta de demonios blancos.
"¡Te daré muerte hasta que tu nivel sea negativo!"
No tenía muy claro que un jugador pudiera bajar de nivel 1 por pérdida de experiencia al morir, pero tampoco había nadie allí para rebatirle. ¡Ah, sí! ¡Le faltaba añadir algo!
"Si te mato como un millón de veces será... ¡Por hacer la gracia!"
@AlbertAntunez
Nos veremos más pronto que tarde, lo sé. Pero antes, esta espada, la que fuera tuya, se teñirá de un rojo semejante al que tuve que limpiar de mi armadura. Moriré haciendo venganza, porque ya, poco me queda, hermano. Saluda a padre y a madre, y diles, que el pueblo resiste.
@AlexFlorentine
Encontrarlo fue fácil. Luchar contra él no tanto. Convocar una ventisca que lo sepultara resultó ser algo complicado. Y recuperar la flor imperecedera, suya por derecho de nacimiento, no le fue tan gratificante como se esperaba.
Pues perder a un rival, es como perder a un amigo.
@CristiancHessel
La había amado desde sus años de juventud, desde aquella primavera de recuerdos frescos, desde aquel verano de cálido sabor, desde aquel otoño del adiós. Aún resonaban en él las últimas palabras que le dirigió: "Volveré, y traeré dinero para que podamos comprar una granja, y así vivir como nuestros padres, pero mejor". Ella había reído, y el eco de aquella risa aún vivía en su interior. "Aguarda y verás. Llevaré esta armadura hasta entonces, igual que la hoja que me compraste. No las abandonaré hasta que nos volvamos a ver".
Por esa razón seguía cargando el mismo peso, y los años pasaban, y él se marchitaba, pero nunca llegaba el invierno que tanto anhelaba. Y mantendría la promesa hasta que la vida se le agotara.
@DanielADPerezD
El caballero se arrodilló y posó una flor sobre la tumba de su enemigo. No le importaba el alma del derrotado, una más entre los cientos de caídos ante su espada, sino el ritual. No le interesaba el hecho de su muerte, tan solo quería apreciar los detalles a su alrededor.
@IgorRodtem
Curtido en mil y una batallas, era conocido por su valentía y ferocidad. Su sólo nombre, causaba el pánico entre sus enemigos... pero cada vez que pasaba por aquel camino, descabalgaba, y sacaba una flor de su zurrón, que depositaba sobre la tumba de aquel compañero, que un día enterró él mismo, y sobre la que dejó el yelmo que portaba la mañana que murió, víctima de un vil traidor a quien él continúa buscando sin tregua, para cumplir la promesa que allí mismo le hizo:
"Traeré una flor a tu tumba, hasta que pueda traer su cabeza".
@jacano56
Se rumorea que se produjeron desapariciones en un pueblo no muy lejano. Al principio fue un simple campesino, nada nuevo, alguien sustituible. Todo continuó hasta que se extendió la terrible noticia de la desaparición de 40 personas en total. Mujeres y hombres de todas las edades posibles.
Y aquí estoy yo, un simple caballero metido en una investigación para indagar sobre estos sucesos. Lo hago por mi cuenta, a escondidas de mis superiores y con una misión: encontrar a mi buen amigo.
Las pistas me llevan al bosque y no importa por donde pase. Todo se ve igual para mí: árboles robustos y la tierra llena de nieve. Al menos, mis pasos marcan mi recorrido en caso de que me pierda.
Pasan las horas y empieza a anochecer. No avanzo en la búsqueda y, buscando un lugar donde pasar la noche, encuentro una pequeña cavidad. Al adentrarme noto un hedor que parece provenir de sus interiores. Siguiéndolo, con la poca luz solar que me acompaña, encuentro una montaña de cuerpos. Unos eran recientes; otros, en procesos de descomposición.
Justo en el centro está los restos de una criatura parecida al lobo, aunque de enorme tamaño. Si es quien provocaba el temor en las aldeas de al lado, volverá la tranquilidad mezclada con el dolor.
Me aferro a la posibilidad de que solo esté desmayado o herido, así que empiezo a buscarlo hasta que lo veo. Sus ojos abiertos y sin vidas, con múltiples heridas en el rostro y solo la mitad de su cuerpo.
No puedo mantenerme de pie, no quiero creer lo que están viendo mis ojos. ¡Es imposible! Caigo de rodillas frente a él y cierro sus ojos, con el deseo de que todo sea una terrible pesadilla.
Mi amigo, mi mejor amigo. La persona que me había hecho sentir diferente, único y era la alegría de mi vida, yace ahí. No lo iba a volver a ver; me lo han arrebatado. Las noches que compartíamos no volverán; las risas y los buenos momentos quedan en mi memoria. Es lo poco que podré mantener.
«Juro por mi vida que haré una tumba y te traeré flores todos los días hasta que fallezca», juro con la determinación de cumplirlo.
@jesusakacarton
Justo cuando compré un casco nuevo vengo a encontrarme el que perdí en este bosque. Floralba se alegrará.
@Manecarry
El caballero no olvidaba la promesa que le había hecho. "La guerra acabará y podremos irnos a Verna, donde poder descansar. Juntos". Sin embargo, como todas las bellas promesas, rara vez se cumplen. Esta no era la excepción. El caballero colocó el lirio amarillo sobre su tumba, la flor que indicaba que no volverían a verse. Su amor estaba perdido y con ella la esperanza de acabar con la guerra. Esta no había hecho más que comenzar y el caballero lo sabía. Se incorporó y se dirigió hacia su caballo. Una vez sobre el lomo, puso rumbo a Nicante. "Aún queda mucho que hacer", murmuró para sí.
—Adiós, Catalina —pronunció, como lanzando las palabras al viento—. Ojalá nos veamos en otra vida.
@NPublicaciones
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